11 septiembre 2006

Una de las dificultades de ser empresario..

Una de las dificultades cotidianas de ser empresario es la falta del sostén de la rutina. Esa rutina cotidiana que de lunes a viernes que te marca las emociones de forma lineal y pausada.

Cuando eres empresario o autónomo, uno de los problemas que mas cuesta sobrellevar es encontrar diariamente los estímulos que te hagan seguir trabajando y luchando. Conduces por carreteras sin delimitar ni pintar. No tienes mas guía que la que tú consigues marcarte. No hay recursos fáciles.

Hay instantes en que te sientes feliz o triste antes incluso de saber porqué. Primero tienes la sensación y luego tienes que investigar cual es su origen antes de que te cambie al sentido contrario. Esto es jodido pero por ahora compensa, cuentas con la libertad suficiente para trabajar en las cosas que te entusiasman.

Y lo que dure, dure... tal vez el encanto, después de todo, esté en el camino y no en la meta. Tal y como tantos libros de filosofía preparada para infelices (de 9:00 PM a 1:00 AM, domingos y fiestas de guardar) pregonan.

Experiencia en empresas grandes o pequeñas?

Hace mucho tiempo que le andaba dando vueltas a esto, y ni siquiera recuerdo si alguna vez les hablé aquí de ello.

La cuestión es saber qué se debería valorar más a la hora de contratar a un trabajador, su paso previo por empresas grandes o pequeñas. Supongo que como en todo, depende, y sobre todo depende de la persona, pero bueno...

En algunas ocasiones me he encontrado con una excesiva valoración de candidatos que han pasado por empresas grandes o referentes en el sector. En algún caso ha sido con funciones muy secundarias (becarios de algo), sin embargo el mero paso por un gran nombre les ha impregnado de una aura casi divina.

Me parece que se INFLA-valora esa experiencia. En la mayoría de las ocasiones han desempeñado funciones de mero tornillo de un engranaje que ni comprenden ni han ayudado a crear. Han sido un peón muy especializado de una organización madura y reticente a cambios. Puede que salgan con algunas nociones del mecanismo, unas hojas de cálculo y formularios de word, pero con muy poca experiencia práctica a la hora de "crear" organización, de lo que las pequeñas empresas casi siempre andan hambrientas.

En el otro extremo están las personas con experiencias en pequeñas empresas. Generalmente han tenido mas movilidad funcional que en el caso anterior. En muchos casos, por hacer, hasta habrán barrido las oficinas. Tampoco es raro que hayan participado en la organización y la definición de los procesos de empresas jóvenes y en pleno crecimiento. Son más humildes, flexibles y tienen una visión mas completa de lo que supone una empresa porque se han relacionado con casi todas las áreas de la misma. Pero a pesar de ello se les INFRA-valora.

Las personas que vienen de grandes empresas contextualizan muy poco y se pasan la vida añorando la organización y herramientas con las que contaban en sus anteriores trabajos. Les cuesta mucho pasar de ser meros consumidores de organización a productores de la misma. Su visión es limitada y rígida. Tienen poca cintura y se mueven mal en las distancias cortas interdepartamentales que se dan en las pequeñas empresas.

Yo nunca valoraría la experiencia de alguien por el tamaño de la empresa donde estuvieron antes. Además con la aura divina les viene de serie la prepotencia, esa prepotencia de capitalinos entre catetos de pueblo. Normalmente no soporto que se defiendan posiciones basándose en jerarquías ("soy el jefe y se hace lo que yo digo") pero cuando se hace basándose en esa supuesta superioridad profesional ("yo es que he estado trabajando en XXXXXXX") siento asco y pena a partes iguales.

Supongo que en esta valoración pesa mi propia experiencia personal. Nunca he trabajado para una gran empresa y no es una cosa que eche de menos. El trabajar en una pequeña me ha permitido tocar muchas áreas distintas: administración, sistemas, calidad, prevención, ... Salvando el tema de la escala creo que esa experiencia es perfectamente extrapolable a una gran empresa. Al menos mejor que en sentido contrario: desde una grande a una pequeña con estructuras organizativas deficientes y recursos limitados.

¿Qué piensan ustedes?

10 septiembre 2006

Despersonalizando a los trabajadores

La comunicación es una de las peculiaridades intrínsecas al ser humano. Bueno, rectifico, he dicho una tontería, lo es de todos los animales. Bueno rectifico, parece que las plantas también se comunican. Sin ir mas lejos en el cortijo de mi padre hay dos ciruelos y todos los años se turnan, un año uno se carga de ciruelas mientras el otro se da la vidorra con cuatro frutos. Al año cambian los papeles. ¡A ver como se sincronizan sino se comunican! Descubrir si lo hacen por las raíces, abejas, o feromonas se lo dejo a los científicos del mundo mundial, como diría Manolito Gafotas. Yo si acaso le pido permiso a mi padre para montar los laboratorios en el cortijo.

Bueno, si digo que la comunicación es una de las peculiaridades intrínsecas de los seres vivos no creo que meta mucho la pata ( antes parece que diga una obviedad).

Cortar esa necesidad convierte a las personas en utillaje, y claro el utillaje tiene la manía de no tener afinidades emocionales para con quién lo usa.

Ahora llevando el tema al terreno empresarial: ¿que sucede cuando un empresario fracasa en organizar e implicar a un adecuado equipo de personas en su proyecto? Básicamente: que se envenena de desconfianza y mala ostia.

Se rompe el equilibrio del delicado ecosistema que es una empresa. Ese "líder" se vuelve vulnerable a la sospecha y a los intereses de los buitres carroñeros de esfuerzo ajeno.

Casi con toda seguridad un día surge la maravillosa idea de encerrar en cubículos estancos, vigilados con una cámara, a los trabajadores. Por supuesto se pone cristal opaco.

  • Objetivo: acallar la crítica.
  • Medio: deshumanizar vigilar a los trabajadores.
  • Efecto colateral: todo.

El resto de la historia me la estoy empezando a imaginar. La estructura se vuelve óptima para los manejos de los trepas y carroñeros. La comunicación deja de fluir y con ella la energía, los cambios, la implicación, la alegría, ..., y todo eso que añade algo de amabilidad al pasar las mejores 8 horas durante 5 días a la semana en un sitio en el que no quieres estar.

La remuneración emocional, desaparece y con ella las razones para quedarse en la mierda de empresa que ahora parece un campo de concentración. Los mejores se van y al final solo quedan los desesperados (a su pesar), los pelotas y los trepas. Bajo esa estructura de miedo y sospecha ya no florece nada. El ecosistema languidece y se pudre.

Vienen los problemas, desaparecen los trepas y los pelotas; si acaso solo se quedan los desesperados ( a su pesar). Ahora en el circuito cerrado del jefe solo se ven cubículos opacos e inertes. En algún momento, mientras esquiva acreedores y calcula la resistencia de las cámaras y sus cables para soportar un cuerpo humano, tal vez, se pregunte que coño ha echo mal: ¡la comunicación membrillo! ¡la comunicación!


Disclaimer (o como se diga): Todo parecido con la realidad es una puñetera coincidencia, solo se trata del guión de un corto de animación que no tengo capacidad para llevar a cabo. Si alguno de ustedes se anima a darle vida a monigotes con cuatro trazos que me lo diga y le paso la idea.


Como técnico pienso que separar y entorpecer los flujos de información entre las personas hace que se pierda el efecto multiplicador de las energías individuales que supone el trabajo en equipo. También se anulan oportunos mecanismos de control sobre el ego e intereses individuales de los jefes y los trepas. Eso se convierte en un gran problema cuando se compite por los clientes y los buenos trabajadores en mercados hostiles.