10 septiembre 2006

Despersonalizando a los trabajadores

La comunicación es una de las peculiaridades intrínsecas al ser humano. Bueno, rectifico, he dicho una tontería, lo es de todos los animales. Bueno rectifico, parece que las plantas también se comunican. Sin ir mas lejos en el cortijo de mi padre hay dos ciruelos y todos los años se turnan, un año uno se carga de ciruelas mientras el otro se da la vidorra con cuatro frutos. Al año cambian los papeles. ¡A ver como se sincronizan sino se comunican! Descubrir si lo hacen por las raíces, abejas, o feromonas se lo dejo a los científicos del mundo mundial, como diría Manolito Gafotas. Yo si acaso le pido permiso a mi padre para montar los laboratorios en el cortijo.

Bueno, si digo que la comunicación es una de las peculiaridades intrínsecas de los seres vivos no creo que meta mucho la pata ( antes parece que diga una obviedad).

Cortar esa necesidad convierte a las personas en utillaje, y claro el utillaje tiene la manía de no tener afinidades emocionales para con quién lo usa.

Ahora llevando el tema al terreno empresarial: ¿que sucede cuando un empresario fracasa en organizar e implicar a un adecuado equipo de personas en su proyecto? Básicamente: que se envenena de desconfianza y mala ostia.

Se rompe el equilibrio del delicado ecosistema que es una empresa. Ese "líder" se vuelve vulnerable a la sospecha y a los intereses de los buitres carroñeros de esfuerzo ajeno.

Casi con toda seguridad un día surge la maravillosa idea de encerrar en cubículos estancos, vigilados con una cámara, a los trabajadores. Por supuesto se pone cristal opaco.

  • Objetivo: acallar la crítica.
  • Medio: deshumanizar vigilar a los trabajadores.
  • Efecto colateral: todo.

El resto de la historia me la estoy empezando a imaginar. La estructura se vuelve óptima para los manejos de los trepas y carroñeros. La comunicación deja de fluir y con ella la energía, los cambios, la implicación, la alegría, ..., y todo eso que añade algo de amabilidad al pasar las mejores 8 horas durante 5 días a la semana en un sitio en el que no quieres estar.

La remuneración emocional, desaparece y con ella las razones para quedarse en la mierda de empresa que ahora parece un campo de concentración. Los mejores se van y al final solo quedan los desesperados (a su pesar), los pelotas y los trepas. Bajo esa estructura de miedo y sospecha ya no florece nada. El ecosistema languidece y se pudre.

Vienen los problemas, desaparecen los trepas y los pelotas; si acaso solo se quedan los desesperados ( a su pesar). Ahora en el circuito cerrado del jefe solo se ven cubículos opacos e inertes. En algún momento, mientras esquiva acreedores y calcula la resistencia de las cámaras y sus cables para soportar un cuerpo humano, tal vez, se pregunte que coño ha echo mal: ¡la comunicación membrillo! ¡la comunicación!


Disclaimer (o como se diga): Todo parecido con la realidad es una puñetera coincidencia, solo se trata del guión de un corto de animación que no tengo capacidad para llevar a cabo. Si alguno de ustedes se anima a darle vida a monigotes con cuatro trazos que me lo diga y le paso la idea.


Como técnico pienso que separar y entorpecer los flujos de información entre las personas hace que se pierda el efecto multiplicador de las energías individuales que supone el trabajo en equipo. También se anulan oportunos mecanismos de control sobre el ego e intereses individuales de los jefes y los trepas. Eso se convierte en un gran problema cuando se compite por los clientes y los buenos trabajadores en mercados hostiles.