03 mayo 2006

Carácter finito de los programas de gestión

Esta es una cuestión que me ha costado reconocer: el carácter finito de los programas de gestión.

Cuando te ves inmerso en el desarrollo de un sistema de gestión, te terminas cegando con las infinitas posibilidades del mismo. Es lo que tiene construir con materiales digitales, la materia prima no cuesta nada.

Al final tienes que establecerle tú mismo los límites, aunque solo sea para que te dé la ¿falsa seguridad? de que has acabado el trabajo.
Cuando desarrollas el sistema para una empresa concreta cuentas con la ventaja de que los límites te los da la capacidad de la organización para poner en práctica lo que desarrollas para ellos. Si a esto le das cierto margen de maniobra puedes contar con un límite bastante definido para apaciguar tu inquietud intelectual y no perderte en la marabunda de las posibilidades.

También hay que tener en cuenta que cuando eres una pequeña empresa de desarrollo resulta mas sencillo y barato reprogramar un sistema que hacerlo tan flexible y extenso como para presuponer y recoger toda la casuística posible en un programa de gestión. Creo que esta es mi principal ventaja competitiva con respecto a los grandes ERPs parametrizables. No tengo que apabullar y confundir al cliente con parámetros y posibilidades que seguramente no vaya a usar: tiene todo y solo lo que necesita. Esto se traduce en una reducción considerable del tiempo de implantación del sistema de gestión.

Evidentemente, esto tiene el argumento en contra de que las condiciones de partida del cliente pueden cambiar:

  • Aumento de tamaño.
  • Incorporación de nuevas líneas de productos.
  • Nuevos mercados.
  • ...

Sin embargo esto no sucede de forma tan brusca y pronunciada como le gustaría a los dueños de la empresa. Este tipo de cambios suelen tener una maduración bastante lenta, como mínimo de 2 a 3 años. Seguro que en un par de años el coste del sistema de gestión que yo pueda venderle está sobradamente amortizado. Ese par de años son los que se necesitan para adaptar e implantar un gran ERP a la empresa. Y no quiero ni pensar en los años que se necesitan para poder amortizar su coste total. Para mi cliente es tan peligroso meterse a echarle cuentas a las posibilidades "improbables" como para mí.

Otra cosa importante, para mi posible cliente, es que en mi caso puede negociar la compra del código fuente del programa. Con un compromiso cierto por su parte de que no comercializará dicho código y que solo lo usará para uso interno, creo que podría ofrecérselo a un precio relativamente bajo. Eso le garantizaría la independencia con respecto a un proveedor concreto. Caso bastante improbable cando hablamos de un gran ERP. Esa libertada concedida al cliente no tiene porque ser mala para mí, al contrario, me facilita mi propia libertad para dedicarme a nuevos y estimulantes proyectos.

Cuando estuve buscando un nombre para mis programas de gestión al final opté por CorGest (lo he descartado por la saturación de programas *Gest que hay en el mercado). Lo que que quería transmitir con dicho nombre era la de un corazón sólido sobre el que ir desarrollando adaptaciones sectoriales y empresariales. Para mí es mas fácil desarrollar así, por proyecto, y para mis posibles clientes es mas flexible y barato, ya que solo pagan por lo que van a usar y también se reduce considerablemente el coste de implantación y formación del sistema de gestión.

Esto no evita que a pesar de todo trate de desdefinir lo máximo posible los límites de mis programas de gestión. Suelo tomar ciertas medidas que ayudan a ello:

  • Sistema de informes totalmente abierto a que el propio usuario modifique y cree nuevos informes.
  • Sistema de filtro avanzado de datos.
  • Exportación de datos a hojas de cálculo para el procesamiento de información.

Pienso que estos añadidos a mis programas facilitan la adaptación a futuros cambios no estructurales de la empresa.

Bueno no quiero extenderme más, que siempre termino las entradas con la sensación de pesado, aparte de la de algo prepotente, pero que se le va a hacer: ¡es tan fácil hablar! Voy a trabajar un poco...